En marzo del 2020, a punto de comenzar el aislamiento social, entendí que iba a tener tiempo en soledad para desarrollar algo nuevo y comencé a experimentar con la técnica Nerikomi.
Nerikomi es una técnica japonesa en la que se trabaja con pastas coloreadas que tienen hasta el veinte por ciento de pigmento en su composición. Estas masas pigmentadas se disponen en forma vertical pero imaginando cómo se verían en el corte transversal porque es ahí donde se devela el dibujo que en realidad es una escultura.
En este proceso creativo el hacer es a ciegas, tengo que imaginar y pensar, recordar cómo y dónde puse cada una de las piezas. Cuando las abro y las corto siempre es una sorpresa total, muchas veces diferente de lo que había imaginado.
En mis creaciones soy la artífice que hace que esto suceda y se corporice en el mundo porque en realidad siento que estas piezas responden más a otro orden, a un orden más relacionado a la naturaleza, que tiene que ver más con los colores de las alas, de las mariposas o las flores. Más que de lo que yo puedo imaginar y controlar con mis ojos y mis manos.
Lo que me fascina de esta técnica es que se obtienen múltiples piezas y todas y cada una de ellas tiene el mismo valor artístico.
Como artista no me interesa el hacer obras únicas. Todas mis piezas tienen un mínimo de seis copias porque considero que no hay que limitarse. ¿Por qué el arte no puede ser más accesible a todo el mundo?
#Inspiraciones
Esta técnica también la desarrollé inspirada en mi último trabajo llevado a cabo en el 2016, un banquete performático basado en la obra «El jardín de las delicias» del Bosco.
Sobre Nicola Constantino
Nació en Rosario en 1964. Vive y trabaja en Buenos Aires.
Trabaja con escultura, indumentaria, instalaciones, fotografía y video instalación.
En sus obras denuncia la violencia de la que es víctima el cuerpo, eje de su investigación
En los últimos años compone puestas escenográficas de episodios de la historia del arte en los que se incluye, encarnando sujetos femeninos paradigmáticos
Sus piezas combinan una aguda belleza con una incomodidad difícil de resolver.
Algunos de sus proyectos destacados son « Rapsodia Inconclusa » (Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat, 2015, 55º Bienal de Venecia, 2013), y « Exposición Monográfica » (Daros Latinoamérica, 2011).
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